viernes, febrero 03, 2012

Mariposas en el corazón...


Para Otto Ríos y Sobeyda...

Salen como mariposas del corazón
Las muñecas que alivian la soledad
De Sobeyda, de Aquiles, de Reverón….
De Otto Ríos, que en Macondo vivió…
En Macondo Otto vivió…

Generaciones hilaron mil historias
presencias al día y ancestrales
Retazos de vida desde mil manos
Que nos miran, y juegan cantando

La Muñecas se elevan y aletean
Sortilegio de amores y memorias
El abuelo renace con Otto en ellas
Y se asegura que el niño nunca muera…

Salen como mariposas del corazón
Las muñecas que alivian la soledad
De Sobeyda, de Aquiles, de Reverón….
De Otto Ríos, que en Macondo cantó…
En Macondo Otto cantó…

Y sigue su palabra herida, y tierna
En conjuro hilándonos los sueños
Trapos de azúcar, de miel y de canela
Alimentan la esperanza del pueblo

Mariposas respiran de su aliento
Andan con Aquiles, y Sobeyda
Se alimentan del alma de guerrero
Fundan lenguajes del alma y nos liberan…

Salen como mariposas del corazón
Las muñecas que alivian la soledad
De Sobeyda, de Aquiles, de Reverón….
De Otto Ríos, que en Macondo soñó…
En Macondo Otto soñó…

Se reúnen y nos miran sus muñecas
Con los ojos que miran desde el tiempo
Cultivan frutales en los desiertos
mariposas de su alma sempiterna

Le tejen alegrías a Sobeyda,
Amanecen con Simón y con Manuela…
Batallan la ternura, la pelean
Despiertan con la nana de Matea…
Beben de los senos de la Madre Tierra
Se cubren de ternuras por la Patria Buena
Y se hacen cómplices del Padre Alí Primera…

Salen como mariposas de su corazón…

1 comentario:

Albertomedina dijo...

Gracias Yolanda por regalarnos ese vuelo de mariposas, que saliendo del corazón, fue repartiendo ternura, contagiando alegrías y reviviendo sueños.Tuvimos la dicha de conocer a Otto y constatar que vivió en Macondo. Si, un Macondo con algarabía de plaza Baralt, marullo de malecón, y genuina esencia maracucha. Esa que supo impregnar en cada una de las historias con las que acompañaba su peregrinaje de trapos, hilos y colorida esperanza.
Desde Punta Cardón, Falcón, donde varias veces Otto nos alimentó con su mágico candor de niño grande, recibe un solidario abrazo.