Estamos con Chávez porque es el camino que nos abraza con
los propios brazos de Bolívar.
Estamos con Chávez porque creemos en la memoria como
pasaporte al futuro seguro.
Estamos con Chávez porque nunca estaremos al margen, porque
no somos neutrales, porque estamos siempre del lado de la vida.
Estamos con Chávez porque creemos en la palabra como
decreto, y entendemos que en cada frase, Chávez tiene la voluntad de fundar
nuevas cimientes.
Estamos con Chávez porque promueve la utopía, y más acá,
la “eutopía” ("el buen lugar" rescatado
por el poeta Gonzalo Fragui), y nos despierta la esperanza activa.
Estamos con Chávez porque quien no está en el sendero que pudo abrir él con su pasión, está anclado en la cultura del entreguismo, el cipayismo y la banalidad.
Estamos con Chávez porque” abrebrecha” y quien no avanza a su vera, se ha devuelto por los vericuetos del más perverso escepticismo del pretexto, y termina traicionando principios fundamentales de humanidad.
Estamos con Chávez porque su voluntad ha quebrado lo que la razón y la militancia sin pasión, no pueden ni podrán lograr: fundar un camino diferente dentro de la “democracia” que por tanto tiempo se conjugó en mentira.
Estamos con Chávez, porque creemos y somos en su proyecto, en su sueño, en sus esfuerzos por quebrar la lógica perversa del capital, aún en pleno juego capitalista, acertijo que todavía no desciframos.
Estamos con Chávez, porque solo con él podemos conjugar los tiempos y los espacios para dar como resultado el salto cualitativo que trascienda este puente hacia el socialismo…esta adequidad enquistada en los espíritus,
Estamos con Chávez porque es el camino, el único posible: tortuoso; a veces, confuso; otras, luminoso; las más, pedregoso; en ocasiones enmontado, bordeado de abismos y guijarros; incontables veces sembrado de viles minas, muchas trampas filosas, hirientes, traidoras… camino que todos asumimos con amorfatiana certeza, con la tarea ineludible de autocriticar, avistar errores, y criticar hasta el dolor, sin que se nos escuche…
Estamos con Chávez porque no debemos claudicar aún estando conscientes de que no hay revolución sin enemigos, y ellos están dentro de la esperanza tratando de derribarla como lo hicieron con las Torres, en implosión.
Estamos con Chávez porque jamás entraremos en el juego de los adecos salvajes (hace tan poco “salvajes defensores de la Patria Bolivariana”), que amansados, se sientan hoy con sus verdugos, con los enemigos de los desnudos, de los olvidados, de los marginados, del pueblo más necesitado, abrazado por esta avanzada de la esperanza.
Estamos con Chávez, con la herida de los caídos de antes y de ahora; con el dolor clavado en las costillas, como ala que nos acerca al cielo de los pobres, y de los que en Maracaibo siguen soñando con Francisco Delgado, la alborada.
Estamos con Chávez porque no hay dolor por insoportable que sea, ni desencanto por continuo que sea, que nublen la visión y la misión de un revolucionario, cuando mira más allá de sus propias circunstancias y limitaciones.
Estamos con Chávez porque estamos en la lucha viva, comprometida, sin medias tintas, de frente, porque como lo citara Chávez de Bolívar, “la independencia (sigue siendo) es el único bien que hemos adquirido, a costa de los demás… pero ella nos abre la puerta para reconquistarlos bajos vuestros soberanos auspicios, con todo el esplendor de la gloria y de la libertad”.
Estamos con Chávez, porque pese a todo o pese a nada, el ideario que profesamos, solo podrá ser posible en su mandato, y trabajaremos para lograrlo contra todas las contrarrevoluciones, incluyendo las inyectadas por los oficialistas que se erigen como peligrosos enemigos del Chavismo, como lo decía nuestro camarada Francisco Delgado.
Estamos con Chávez, porque es un hombre honrado, y como bolivarianos sabemos que “la única política coherente posible es la honradez”.
Estamos con Chávez porque es pueblo visibilizado y proceso de redención.
Estamos con Chávez porque es “la garantía de la independencia nacional”, base fundamental para alcanzar el socialismo todavía por construirse.
Estamos con Chávez, y con la Patria Grande, ideal nuestroamericano que ha sabido defender y refundar.
Estamos con Chávez, porque lo demás es perversión y muerte.
Estamos con Chávez porque quien no está en el sendero que pudo abrir él con su pasión, está anclado en la cultura del entreguismo, el cipayismo y la banalidad.
Estamos con Chávez porque” abrebrecha” y quien no avanza a su vera, se ha devuelto por los vericuetos del más perverso escepticismo del pretexto, y termina traicionando principios fundamentales de humanidad.
Estamos con Chávez porque su voluntad ha quebrado lo que la razón y la militancia sin pasión, no pueden ni podrán lograr: fundar un camino diferente dentro de la “democracia” que por tanto tiempo se conjugó en mentira.
Estamos con Chávez, porque creemos y somos en su proyecto, en su sueño, en sus esfuerzos por quebrar la lógica perversa del capital, aún en pleno juego capitalista, acertijo que todavía no desciframos.
Estamos con Chávez, porque solo con él podemos conjugar los tiempos y los espacios para dar como resultado el salto cualitativo que trascienda este puente hacia el socialismo…esta adequidad enquistada en los espíritus,
Estamos con Chávez porque es el camino, el único posible: tortuoso; a veces, confuso; otras, luminoso; las más, pedregoso; en ocasiones enmontado, bordeado de abismos y guijarros; incontables veces sembrado de viles minas, muchas trampas filosas, hirientes, traidoras… camino que todos asumimos con amorfatiana certeza, con la tarea ineludible de autocriticar, avistar errores, y criticar hasta el dolor, sin que se nos escuche…
Estamos con Chávez porque no debemos claudicar aún estando conscientes de que no hay revolución sin enemigos, y ellos están dentro de la esperanza tratando de derribarla como lo hicieron con las Torres, en implosión.
Estamos con Chávez porque jamás entraremos en el juego de los adecos salvajes (hace tan poco “salvajes defensores de la Patria Bolivariana”), que amansados, se sientan hoy con sus verdugos, con los enemigos de los desnudos, de los olvidados, de los marginados, del pueblo más necesitado, abrazado por esta avanzada de la esperanza.
Estamos con Chávez, con la herida de los caídos de antes y de ahora; con el dolor clavado en las costillas, como ala que nos acerca al cielo de los pobres, y de los que en Maracaibo siguen soñando con Francisco Delgado, la alborada.
Estamos con Chávez porque no hay dolor por insoportable que sea, ni desencanto por continuo que sea, que nublen la visión y la misión de un revolucionario, cuando mira más allá de sus propias circunstancias y limitaciones.
Estamos con Chávez porque estamos en la lucha viva, comprometida, sin medias tintas, de frente, porque como lo citara Chávez de Bolívar, “la independencia (sigue siendo) es el único bien que hemos adquirido, a costa de los demás… pero ella nos abre la puerta para reconquistarlos bajos vuestros soberanos auspicios, con todo el esplendor de la gloria y de la libertad”.
Estamos con Chávez, porque pese a todo o pese a nada, el ideario que profesamos, solo podrá ser posible en su mandato, y trabajaremos para lograrlo contra todas las contrarrevoluciones, incluyendo las inyectadas por los oficialistas que se erigen como peligrosos enemigos del Chavismo, como lo decía nuestro camarada Francisco Delgado.
Estamos con Chávez, porque es un hombre honrado, y como bolivarianos sabemos que “la única política coherente posible es la honradez”.
Estamos con Chávez porque es pueblo visibilizado y proceso de redención.
Estamos con Chávez porque es “la garantía de la independencia nacional”, base fundamental para alcanzar el socialismo todavía por construirse.
Estamos con Chávez, y con la Patria Grande, ideal nuestroamericano que ha sabido defender y refundar.
Estamos con Chávez, porque lo demás es perversión y muerte.
Estamos con Chávez, porque necesario es vencer, y
¡venceremos!