miércoles, julio 01, 2009

Otilio, en pocas palabras

Pareciera que los duendes se están juntando en otras dimensiones para confabularse en la poética que requerimos para salir de la oscurana...
La palabra-mariposa de Otilio, viene aleteando en la atmósfera de nuestra Revolución mostrando, en su color ternura, la poesía que tanto nos hace falta...esa que define al hombre nuevo que fue y será siempre….

Miguel Ángel Jusayú, poeta



Sabiduría y permanencia, voluntad de poder, triunfo del conocimiento por encima de las cátedras.

Más allá o más acá de las academias, su vida es la fortaleza más allá de sí mismo, parte integral de una etnia, la wayuu, que crece en talento, en vigor, en cultura y en número, hasta en la épocas más adversas y más persecutorias de los pueblos indígenas… Él es la etnia wayuu… es el wayuunaiki…

Miguel Ángel Jusayú, escritor invidente profesor y doctor Honoris Causa de la Universidad del Zulia, autor y centro del documental “Niño Shuá” de la cineasta Patricia Ortega, amigo, maestro… Se fue pero está aquí y está allí, en el pasillo universitario, en la inmensa sabana reseca y llena de leyendas de la Alta Guajira, en los terrenos áridos de la Ciudad Universitaria donde era mago; camino y caminante sin obstáculo, con lentes negros que ocultaban la mirada profunda que lo guiaba…El bastón abría el paso de cada tertulia, y cada estada para que todos aprendiéramos hasta de su silencio.

Nació en 1933 en Jiichiwo’ulu cerca del Mar Caribe, en (la alta Guajira) y quedó ciego a los 9 años. A los 12 años de mudó a Maracaibo, conoció trabajo, necesidades, llegó con un sueño: “Ser chofer de gandolas, tener una mujer bonita a su lado y muchos hijos”, aunque al pasar de los años sus aspiraciones fueron cambiando y aprendió a leer y escribir por el método Bailey. Finalmente dedicó su vida a la investigación y promoción del idioma y la literatura de su pueblo wayuú.

Él mismo aseguraba que podría haber sido un mendigo ciego toda la vida, pero sabemos que una vez que su luz interior y la sabiduría de sus ancestros conjugaran la verdadera resistencia indígena en aquel niño, se convirtiría de mendigo a intelectual, en riguroso protector de los valores y la cultura indígena.

EL “Diccionario sistemático de la lengua guajira: guajiro-castellano”, “Morfología de la lengua guajira”, “Ni era vaca ni era caballo”, editado en castellano, sueco, danés y noruego; “Taku’jala: lo que he contado”, “Wane Takujalayaasa”, entre otros…. Todo ello, y mucho más…su presencia en la Dirección de Cultura, en la Maestría en Antropología de la Facultad de Ciencias, su cátedra de Lenguas Indígenas en la Escuela de Letras de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad del Zulia, sembraron en los estudiantes y docentes, escuela y poesía, cuentos y extracátedras…Y lo hicieron merecedor del Premio Nacional de Literatura 2006.

Jusayú, más de una vez comentó: “Lo que he conseguido ha sido como un milagro. Soy el primer Wayúu ciego que escribe en braile y el primer Wayúu ciego autor de libros que recibe reconocimientos universitarios”.

Con 74 años de edad, y camino a Jépira (cielo wayúu donde los ancentros se encuentran y descansan) vigente y vigoroso, se encuentra Jusayú… Leyenda palpable y ahora intangiblemente vigente… sus textos y su incansable actividad cultural de más de dos décadas, lo convierten en hito y mito de la educación, la cultura y ahora el cine…

Humanidad, sabiduría, presencia puntual, tez de aceituna, lentes negros, baja estatura, discreta comunicación, disposición al cuento como forma de enseñanza-aprendizaje, cuentacuentos, maestro, escritor, poeta…hoy nos canta su Jaieche (canto wayuu), y nos cuenta una y otra vez desde el siempre, su historia parte de la nuestra; su memoria, hoy más urgente… cuanto más cerca estamos de la liberación.

Que viva siempre tu presencia, Maestro!

Lydda es un civilización


“No nací para ocupar un espacio y nada más
Ignoro cual será mi participación
me tocó ser mujer y no me quejo,
me tocó caer en la humedad del tiempo,
en la inhóspita sequedad de los caminos
pero aquí me quedo
entre escombros y desperdicios.”

Lydda es una civilización, como lo fue Picasso para Neruda, como Guillén o como Aquiles…Civilizaciones antiguas, modernas, posmodernas, extramodernas, llenas de signos y tesoros por descubrir…
Su hogar tenía el patio poblado de sillas, sillas que resguardaban la presencia de todos y cada uno de los que gravitábamos en Maracaibo, alrededor de su vitalidad quieta e inquieta. Y porque “no nacimos para ocupar un espacio y nada más…” siempre acudíamos puntualmente, a la cita, cuando el reloj del corazón y de la circunstancia juntaban sus pulsos, y sin llamarnos y sin apuntes de agendas, entrábamos en su refugio para brindar por esa amistad activa y peligrosa.
Ella era ella, y era José Zabala, y era Mirna la herida presente de la ausencia…y era el nieto, y era el hijo de ojos tristes, y era su batola de flores rojas, amplia y en movimiento , que en Pacha se convertía para hacer redonda la conversa, como se asientan las comunidades, para mirarse a los ojos y por dentro, y a veces para poderse uno en silencio como clave para una comprensión más profunda y vivida.
Lydda es la sublevación, la irreverencia femenina, fuerte como el grito del guerrillero o de la guerrillera, que sabe la emboscada y se lanza a la “miseria de las trampas”, porque se sabe lleno de vida ante la bala segura y directa que le espera…
Lydda es un regazo, una sonrisa, y era una arrechera y era una clave en fa…Un universo pleno de metrallas y labias, que gustaba de canciones y de tortas y de cigarros que estremecían la precaria y alebrestada salud de cada amanecer y anochecer. Y es que no había forma…
Lydda es una inquietud llena de memoria, de claves que nos revelan la verdadera historia de Venezuela, de esa que dejaba en evidencia las persecuciones asesinas de la democracia instaurada a fuerza de traición…Claves que José avalaba en reflexiones, y que ella reviraba en poemas que eran lecciones, anotaciones vitales, necesaria bitácora que mostraba el mapa del mundo aún por alcanzar.
“que hacer si no hay espacio para el grito postergado
Si la violencia está incubada en las axilas
Si el amor se está licuando en la saliva...”. (Poemas circunstanciales, 1965)
Mil ensayos sobre su palabra se han hecho, estudios que ratifican su estatura de nube en las letras venezolanas…Revolución de estética femenina que hizo que nos miráramos por dentro la veta oscura y los desperdicios que “no pueden ocultar la memoria…”
La revolución en todos los sentidos…En la vida combatiente, en la cruda persecución de los 70, en la tragedia y muerte, en el drama familiar, en la poética de la amistad, en la amorosa sonrisa que nos brindaba en el medio del llanto y la carencia, en esa manera de vivir, exactamente a la medida del ser humano, de la dignidad humana y planetaria, sin nada más ni nada menos…

Esta atmósfera que llevo por dentro cuando la recuerdo, es un universo que los arqueólogos descubrirán como parte de una civilización, en los detalles de sus espacios compartidos, en su patio clavado en mi memoria como fiesta de trastocamientos y de voces que nos siguen transformando…Lydda también hizo de su casa un espacio multicultural y amplio donde nos encontrábamos sin claudicaciones con El Chacal, con Blas, con Alí, con Chávez, con Gustavo Colina, con Cósimo, con Bandera Roja, con los clandestinos, y con el Partido Comunista…Con los amigos y los enemigos…en un vaivén sin mutismos, en la necesaria "dialéctica de lo concreto"…La Escuela de Letras y la de Filosofía, el Paraguaná lejano, y el Empedrao a la vuelta de la esquina; las nuevas generaciones y las menos nuevas, buscaban la calle de San Jacinto, buscaban alimento para la reflexión contestona, la nunca callada forma de participar en la revolución en la no dejó de creer, ese proceso de debates, reflexiones y no por ello y quizás por ello, de sensibilidad y poesía…

La mujer poeta revelada en palabras y en actitudes. Revelada ante todos amorosamente, con una sonrisa de convicción y de reto…La mujer casa llena de patios y matas, de mesas y sillas donde estabais invitado siempre y cuando afloraras significaciones y sensaciones…

UNA es tan fiel tan perrunamente fiel
que asquerosamente fiel es UNA
UNA se asoma al espejo y comprueba lo que no es
sabe que cara va a poner/ que silencio va a arriar
que píldora de domesticidad va a tener que tragarse
qué anticonceptiva es UNA
UNA queda tendida
knock out
para reaparecer al día siguiente
pidiendo la revancha.

Dionísiaca y libre, más allá del bien y del mal, develando el origen de la tragedia; con la poesía logra entrar en los códigos que trastocan la lógica perversa de la estética formal… y lega más que su palabra, su estética de alma y de conciencia, para con ello hacer de su arte un espejo que revele lo que hay que revolucionar verdaderamente, la falsa cultura que pesa como plomo en las alas.
Su voz se canta en la presencia contestaría e irreverente que no cesa de buscar la manera de sacudir esta cárcel que no solo nos impone el imperio que conocemos, sino lo que es peor, se reproduce en barrotes invisibles e implacables, en códigos que enceguecen, y marchitan.
Lydda hoy está con José, con Mirna, con Vallejo, con Esther María, con Alí, Rengifo, Aquiles, Reverón, y ahora con Mario Benedetti; con sus amigos guerrilleros heroicos, sus ancestros, y sus patios, y su redondez acogedora…en el espacio amoroso y combativo de las ideas y acciones que nos indican senderos pendientes…porque ella se llevó la casa para vivirla desde otra dimensión, y para seguir con su filosa sonrisa invitándonos, incitándonos, a mirar la basura que no nos deja avanzar.